Elementos distópicos, influencias y profecías en Sueños eléctricos de Ramón Caride Ogando.

Dystopian elements, influences and prophecies in Sueños eléctricos, by Ramón Caride Ogando.

David González Díaz

IES Universidad Laboral de Gijón

dagondi83@gmail.com

Recibido: 11/02/2022 / Aceptado: 20/03/2022

Resumen.

       La obra objeto de este ensayo representa un hito en la historia de la literatura gallega contemporánea, puesto que es considerada la primera obra de ciencia ficción distópica escrita en lengua gallega.

En primer lugar, cabe decir que Sueños eléctricos (Caride, 1992) es una obra de marcado carácter distópico ambientada dentro de lo que se conoce como ciencia ficción convencional de corte futurista y con un marcado tono sociológico. En segundo lugar, hablamos de una obra en la que se pueden rastrear fácilmente influencias y reminiscencias de los grandes autores de la ciencia ficción clásica, como Asimov, K. Dick o incluso Orwell. En tercer lugar, estamos ante una obra que pertenece al citado ámbito de la distopía, ya que pretende no solo advertirnos sobre los males que nos acechan en el futuro sino también enseñarnos los males que nos fustigan y alienan en el presente.

Palabras clave.

       Distopía; Lengua gallega; Ciencia ficción; Futurista; Isaac Asimov; Philip K. Dick; Aldous Huxley; George Orwell.

Abstract.

       The work that is the subject of this essay represents a milestone in the history of contemporary Galician literature, since it is considered the first work of dystopian science fiction written in the Galician language.

All in all, Electric Dreams is a distinctively dystopian work set within what is known as conventional science fiction of a futuristic nature and with a marked sociological tone. Secondly, we have to say that we are talking about a work in which we can easily trace influences and reminiscences of the great authors of classic science fiction such as Asimov, K. Dick or even Orwell. Thirdly, we are faced with a work, Electric Dreams, which belongs to the aforementioned field of dystopia, as it aims not only to warn us about the threats in the future, but also to teach us about the evils that torment and alienate us in the present.

Keywords.

       Dystopia; Galician language; Science fiction; Futuristic; Isaac Asimov; Philip K. Dick; Aldous Huxley; George Orwell.

Sugerencia de cita / Suggested citation: González Díaz, David (2022). Elementos distópicos, influencias y profecías en Sueños eléctricos de Ramón Caride Ogando. Distopía y Sociedad: Revista de Estudios Culturales, 2, 23-33.

1. CONTEXTO LITERARIO DE LA OBRA.

El género de la distopía en el territorio de la literatura gallega empieza con Sueños eléctricos (Caride, 1992),obra caracterizada por expresar un universo socialmente opresivo en el que las nuevas tecnologías representan una herramienta de control humano. No en vano, el autor muestra una perspectiva escéptica ante el progreso y la mejora tecnológica en oposición al medio natural y la cultura aborigen.

Si bien la obra objeto de análisis en este artículo es una obra fundacional en el plano de la distopía gallega, también podemos encontrarnos con otras obras como O cervo na torre (1994) de Darío Xohán Cabana o Se buscabas un deus (2006) de Xavier Quiroga.

En estas obras nos encontramos con escenarios post-apocalípticos o futuros distópicos derivados de la guerra civil española en los que a Galicia se le augura un futuro catastrófico y desolador.

Sin embargo, como veremos en las siguientes páginas, el autor prescinde de ambientar la obra dentro de un contexto espaciotemporal ibérico o gallego para mostrarnos una sociedad sin nombres ni localizaciones conocidas. Bajo mi punto de vista, el autor no habla de localizaciones conocidas con la intención de que el lector no pueda empatizar con ninguna localización. No en vano, el autor de la obra pretende proporcionar al lector un ambiente caracterizado por la falta de sentimientos y una frialdad que caracteriza no solo las relaciones entre los personajes sino a la sociedad distópica en general, lo que justifica el hecho de que la sociedad protagonista no sea identificable con ninguna sociedad humana conocida. En este sentido podríamos decir que el autor pretende extender su visión y discurso más allá de los confines gallegos e ibéricos para mostrarnos lo que piensa del futuro que nos espera a cualquier sociedad humana del presente.

2. INTRODUCCIÓN A LA OBRA.

Aunque estemos ante una obra de ciencia ficción distópica debemos decir que estamos ante una obra cuyo tema central es la cultura de masas. Y hablamos de una cultura de masas influenciada por el rock and roll y músicos como David Bowie, aunque no deberíamos olvidar la influencia de otras artes como el cine y el cómic.

Como no podía ser de otra manera, la novela está ambientada en un mundo futurista que bien podría ser heredero de cualquiera de las obras de autores como Aldous Huxley, Orwell o Pohl entre otros muchos.

Con respecto a la estructura de la novela, cabe decir que estamos ante una acumulación de relatos cortos que giran alrededor de dos personajes centrales como son Stevo y Xandor F que viven en una ciudad cerrada por una cúpula aislada de un entorno árido y devastado por la radiación.

Así las cosas, tenemos estos dos personajes pertenecientes a dos clases sociales y oficios diferentes como son los de artista y asesino. Sus vidas se entrelazan a lo largo de las cinco partes de las que consta la obra.

Como parte final de esta introducción, hay que decir que la obra se sitúa en la tradición de la ciencia ficción sociológica que tiene en la actualidad como máximo exponente a Frederick Pohl y que fue iniciada en su momento por H. G. Wells frente a la ciencia ficción tecnológica de Jules Verne. En este estilo de ciencia ficción los autores especulan con la evolución psicológica y social de la sociedad humana sometida a la presión de las nuevas tecnologías.

3. ANÁLISIS DE LOS ELEMENTOS DISTÓPICOS DE LA OBRA.

Si bien en esta obra nos encontramos referencias a la cultura de masas, el rock and roll, el cine y el cómic, el objetivo del presente ensayo es analizar sus elementos futuristas y distópicos.

Así las cosas, en esta obra subyacen elementos propios de la obra de Huxley como la evidente distopía o la frialdad sentimental del personaje de Stevo Dádik. La distopía es evidente puesto que la obra nos presenta un paisaje desolador en el que se observa una clara deformación de la sociedad actual. Es decir, Caride Ogando parte de elementos negativos propios de la sociedad actual y los potencia y deforma bajo la clara influencia del desarrollo tecnológico, aspecto ya visto en las obras de los autores anteriormente citados.

No en vano, tal y como ya avanzamos anteriormente, en el primer capítulo nos encontramos con una situación que potencia aspectos negativos de la sociedad actual, como es el interrogatorio al que es sometido el personaje conocido como “asesino”. El personaje es interrogado y torturado con total frialdad a través de elementos tecnológicos y futuristas. Bajo mi punto de vista resultaría fácil establecer una comparación entre ese interrogatorio y los interrogatorios que el gobierno de Estados Unidos realizaba en Guantánamo. Así las cosas, Caride tomaría elementos de la sociedad real y los deformaría para conseguir su objetivo, que no es otro que alarmar al lector sobre determinados aspectos de la sociedad actual. Ahora bien, el autor utiliza la tecnología como herramienta de tortura y alienación del personaje interrogado como metáfora del condicionamiento al que es sometido el ser humano en la sociedad real, ya sea por las máquinas o incluso por aquellos conglomerados y empresas que controlan nuestros designios.

En consecuencia, Caride Ogando, al partir de una obra de marcado carácter distópico, futurista y tecnológico, nos está diciendo que la sociedad actual está más cerca de ese futuro de lo que creemos. Así las cosas, considero que el desarrollo tecnológico que presenta la obra puede ser entendido de dos formas. Por un lado, podría decirse que es una representación del sometimiento que las nuevas tecnologías ejercen sobre la humanidad. Y, en segundo lugar, podríamos decir que ese desarrollo tecnológico no es más que una excusa para hablar de la alienación, el sometimiento, la frialdad y la falta de sentimientos de la sociedad actual.

Con respecto a los personajes de la obra, podría decirse que la obra presenta varios personajes fundamentales y que dan forma al relato. Por un lado, tenemos la ciudad de Alfa, una ciudad cerrada que funciona como un personaje más y en la que nos encontramos con dos personajes clave, un artista llamado Stevo, perteneciente a la clase alta, y Xandor F, un asesino perteneciente a la clase baja.

A través de la distinción entre estos dos personajes ya nos encontramos con un elemento claramente distópico como es la división de la sociedad en castas predestinadas ya desde su nacimiento a través de la ingeniería genética. No en vano, el sexo pasa a ser considerado como un medio de disfrute disociado del mundo de los sentimientos o la reproducción humana.

Como decíamos, dentro del primer capítulo nos encontramos con otro aspecto clave de la ciencia ficción moderna como es la predeterminación o la falta de libre albedrío. En el interrogatorio al que es sometido el asesino, el autor nos desvela que el asesino nació con una clase, condición, oficio y casta predeterminados. Es decir, no fue engendrado por una humana sino por una máquina de la que apenas recuerda nada, lo que a su vez proporciona una sensación de alienación y artificialidad. En consecuencia, y unido a lo anterior, podríamos estar hablando de otro aspecto propio de la distopía futurista como es el del dominio absoluto de la genética fruto de la supremacía de las máquinas, ya que, gracias a ello, los seres humanos han conseguido que las propias máquinas les creen y procesen asignándoles un destino predeterminado. Un ejemplo de esta falta de libre albedrío nos la encontramos en el último párrafo del primer capítulo, cuando el personaje de Xandor F habla de recuerdos inducidos en las Casas del placer. Y es que los protagonistas ni siquiera son dueños de sus propios recuerdos.

Y es aquí donde nos encontramos otro aspecto fundamental de la distopía futurista como es la fusión entre hombre y máquina. No en vano, al nacer a través de una máquina, el hombre acaba siendo tratado como un producto que no debe pensar por sí mismo ni tener aspiraciones propias como es el caso de Xandor F, el asesino. Nuevamente, Caride Ogando nos está diciendo que la sociedad humana se encamina hacia un mundo frío y hostil para el ser humano. Bajo mi punto de vista, ese mundo frío que nos presenta el autor podría ser un espejo deformado de la sociedad actual dominada por el capitalismo y en la que el ser humano pasa a ser un producto más, un producto salido de una cadena de montaje en la que no se permite que el ser humano sea original o trascienda los límites que le fueron asignados antes de su nacimiento.

Dentro del primer capítulo también nos encontramos con otro concepto como es la reeducación. Ese aspecto también es propio de la ciencia ficción distópica, pero personalmente asumo que Caride Ogando parte en este caso de la sociedad actual, una sociedad en la que desde ciertos sectores de la política se nos encamina hacia el pensamiento único. Sin embargo, la reeducación acaba diluida porque al fin y al cabo hablamos de una sociedad en la que los seres humanos nacen con sus futuros predestinados desde su nacimiento dentro de las máquinas.

Ahora bien, en Sueños eléctricos hay un elemento que nos encontramos en múltiples obras de ficción distópica como es el del mesías, llamado en este caso Stevo. A menudo, el protagonista en la ficción distópica se erige en símbolo casi divino del sistema vigente. Como dice Isabel Mociño Álvarez (1992, p. 6) refiriéndose al personaje de Stevo en el prólogo de la obra, “él representa el germen de la Neo-revolución, una regeneración interna de la Ciudad Alfa que supuso un nuevo cómputo temporal y la reprogramación de los sistemas informáticos relacionados con la situación y movilidad social”. Sin embargo, ese concepto del “nuevo cómputo temporal” me recuerda a la archiconocida trilogía cinematográfica de Matrix (Wachowski y Wachowski, 1999, 2003a, 2003b) en la que el personaje protagonista, Neo, acaba convirtiéndose en una especie de mesías que descubre que los humanos estamos dominados por un sistema informático que se repite y renueva cada cierto tiempo. Si bien, la trilogía Matrix es posterior a la obra de Caride Ogando, considero que hay una similitud entre Neo y Stevo como principales protagonistas de una revolución humana contra las máquinas.

Así las cosas, el protagonista, Stevo, se convierte en estandarte de la revolución que debe acabar con la dictadura de la tecnologías. En consecuencia, el citado protagonista deviene en ser mítico y con claras connotaciones mesiánicas y religiosas que debe salvar el libre albedrío de la humanidad. En este caso, la comparación con el Neo de Matrix resulta obligada al ser también un personaje con tintes mesiánicos.

Como ya hemos dicho anteriormente, las distopías son un reflejo potenciado y deformado de las aspectos más negativos y peligrosos de las sociedades presentes y que nos indican el futuro negativo de la sociedad si recorremos un determinado camino, pero ¿qué representa la dictadura de las máquinas? Bajo mi punto de vista, la dictadura de las máquinas encuentra su comparación con las dictaduras contemporáneas. Sin embargo, si prestamos atención a la historia más contemporánea, las dictaduras han sido sustituidas por una nueva clase dominante que acaba asumiendo un rol opresor similar al de la dictadura precedente.

Y es en esa pretendida situación de cambio y revolución donde Sueños eléctricos encuentra un paralelismo con otras obras del género distópico. El nuevo orden que pretende cambiar la polaridad de la situación no modifica nada sustancialmente, sino que sustituye un orden opresor por otro.

Cambiando de tercio, la condición de Stevo como mesías parte de su condición de artista y cantante que provoca una revolución dentro de una sociedad en la que el arte y la cultura han sido cercenados y la música es el único arte capaz de rememorar el arte y la cultura del mundo anterior. Stevo representa así un personaje mesiánico que busca despertar conciencias a través de su arte. En consecuencia, él, su banda de música y su arte serán perseguidos y finalmente expulsados de la ciudad Alfa, ya que su música recuerda aspectos de la sociedad anterior que no son deseados por las élites de las organizaciones que controlan la vida en Alfa. En consecuencia, Stevo y su acompañante femenina y amante conocida con el nombre de Lumia vagarán por el desierto hasta que se encuentran con una tribu que vive refugiada en una zona subterránea. Stevo y Lumia se insertan en esta tribu que representa la vida natural y el libre albedrío alejados del sometimiento y la vida rígida en la ciudad Alfa. En este sentido, está claro que el autor está manifestando una crítica a la vida en la gran ciudad en contraposición a la vida natural. Sin embargo, considero que el autor de la obra busca criticar otro aspecto de la sociedad actual. Me refiero a todos aquellos gobiernos y sistemas educativos que cercenan el arte, la filosofía, la música y otras artes. Por tanto, podríamos decir que el autor de la obra nos presenta una sociedad que prohíbe la música y el arte, ya que considera que la cultura puede ser una forma de despertar las mentes y las conciencias de toda esa ciudadanía alienada y aletargada bajo el control autoritario de un gobierno que usa la tecnología como una forma de opresión. En este sentido, bien podemos decir que la prohibición del arte y la música en la obra de Caride Ogando funciona como una metáfora de la sociedad actual en la que se cercenan y eliminan los estudios artísticos de los planes educativos en oposición a la supremacía de los estudios tecnológicos. Y es que la obra objeto del presente ensayo funciona como una metáfora general de las sociedades tecnológicas actuales. No en vano, estamos ante una obra de carácter distópico que pretende vaticinar el futuro de la sociedad, ya que Caride Ogando resalta y predice con esta metáfora la supremacía tecnológica de la sociedad contemporánea.

Hablábamos antes del concepto de arte que presenta Caride Ogando en la obra. La ciudad Alfa representa una sociedad en la que el arte en sentido tradicional ha sido olvidado, pero Stevo considera que a través de la música ese arte puede ser recuperado. Estamos ante una cultura y un arte que solo puede ser disfrutado y manifestado a través de herramientas tecnológicas, lo que recalca una vez más el sometimiento y alienación a la que son sometidos la sociedad y sus habitantes por las máquinas. En este sentido Caride Ogando nos está diciendo que el arte funciona como enemigo irreconciliable de esa sociedad tecnológica dominada por las máquinas y la falta de libre albedrío. En definitiva, parece que estamos abocados a depender de la tecnología para librarnos del yugo de la propia tecnología, lo que ahonda más si cabe en esa opresión tecnológica a la que estamos sometidos los seres humanos.

Así las cosas, la música aparece representada como una especie de arte superior y aglutinadora, puesto que, al estar compuesta por palabras, ser bailable y cantable, es el único arte que puede pervivir y a su vez permitir que se conserven resquicios de otras artes.

Otro de los paisajes comunes del género distópico nos lo encontramos en el marcado pesimismo que manifiestan los autores. En el caso de Sueños eléctricos, ese pesimismo está muy bien representado en el personaje de Xandor F, el asesino. Como ya comentamos anteriormente, el personaje proviene de una de las castas más bajas predestinadas genéticamente y su oficio es el de asesino. El autor de la obra destina varios pasajes a relatar por medio del propio personaje su vida desde su nacimiento hasta la edad adulta. El propio personaje incide constantemente en que la esperanza de vida de los de su clase es tremendamente corta, lo que funciona como metáfora del pesimismo que transmite la obra. El personaje de Xandor F es un recordatorio constante de que estamos ante una sociedad que oprime a sus habitantes desde su nacimiento, puesto que no les permite trascender más allá de lo que determinan unos marcadores genéticos preprogramados por la tecnología.

Esa opresión a la que se somete a Xandor F y a las clases bajas funciona como una metáfora de la sociedad actual en la que se amenaza con un mayor distanciamiento entre las clases sociales. Por tanto, Caride Ogando estaría una vez más llamándonos la atención sobre un aspecto negativo del presente que amenaza con potenciarse en el futuro. En efecto, Caride Ogando nos está diciendo que la lucha de clases que ha caracterizado gran parte de la historia de la humanidad y en última instancia la de la historia contemporánea está condenada a fracasar en beneficio de una clase dirigente compuesta por unos pocos encargados de dirigir los destinos de la mayoría con una mano de hierro apoyada en la tecnología.

Por otro lado, el personaje de Xandor F también nos sirve para hablar de otro aspecto distópico como es la visión descarnada del ser humano. El personaje relata en varios pasajes de una forma totalmente descarnada y cruda su supervivencia en la escuela de asesinos y su llegada a la vida adulta. El personaje relata toda una serie de vivencias en las que cuenta sin el más mínimo pudor asesinatos, muertes y encuentros sexuales con prostitutas. Así las cosas, el autor nos estaría hablando de una sociedad en la que se ha perdido la moralidad y el componente afectivo en las relaciones. En definitiva, estamos ante una sociedad que al estar dominada por las máquinas ha sido completamente deshumanizada.

Sin embargo, el autor nos estaría hablando de uno de los problemas del presente, ya que vivimos en una sociedad en la que los valores humanísticos han perdido vigencia y valor en beneficio de factores económicos y tecnológicos. No en vano, la obra refleja una civilización que ha olvidado el arte que no deja de ser el único exponente de denuncia social que tiene el ser humano. Teniendo esto en cuenta, el pesimismo y la falta de valores humanos está tan claros como las ansias de denuncia social que albergan la obra y su autor, Ramón Caride Ogando.

Otro elemento claramente distópico con el que Caride Ogando pretende plantear una denuncia social es el de la anulación de la individualidad y el libre albedrío. Y es en este sentido en el que el personaje de Stevo se convierte en máximo exponente. Stevo nace programado en el seno de una familia de clase alta y clasificada dentro del oficio militar. Ahora bien, Stevo no se identifica con esa clase social ni oficio, por lo que elige convertirse en un elemento transgresor. Ahora bien, contra todo pronóstico, Stevo elige alejarse de esa vida fácil y predestinada para erigirse en un icono de la lucha contra la falta de cultura, individualidad y el libre albedrío. En consecuencia, Stevo es perseguido, castigado y expulsado de la civilización tecnológica. Bajo mi punto de vista, el autor emplea este argumento para decirnos que vivimos en una sociedad en la que no se permite al ser individual ni al ser diferente que se sale de las normas o de lo establecido. Así las cosas, Stevo recuerda nuevamente al Neo de Matrix que en la famosa trilogía cinematográfica también renuncia a una vida fácil dentro del sistema para liderar una revolución contra las máquinas que en este caso representan el papel de la clase dirigente de la sociedad en la que nace Stevo.

Ahora bien, hemos estado hablando de la falta de libre albedrío a lo largo del texto, ya que entiendo que Caride Ogando no solo pretende establecer una crítica al desarrollo de las máquinas y la dependencia que la sociedad humana tiene de ellas. Y es que bajo mi punto de vista la crítica a la falta de libre albedrío también puede ser una crítica no casual a los regímenes totalitarios en los que la libertad de pensamiento y la acción están completamente vetados. Y es que el caso de Stevo es paradigmático, puesto que su pretensión de renunciar a su destino impuesto le convierte en un ser original, individual y al mismo tiempo un marginado. Y es que la ciudad y la sociedad en la que Stevo es creado es posiblemente una creación basada en cualquier régimen totalitario contemporáneo.

4. LAS INFLUENCIAS EN SUEÑOS ELÉCTRICOS.

La obra de Caride Ogando tiene un marcado carácter policiaco, ya que parte de una investigación policial que se le realiza a Xandor F. En consecuencia, podríamos decir que esa es una de las influencias del maestro de la ciencia ficción Isaac Asimov que podemos rastrear en Sueños eléctricos. Y es que parte de las novelas de Asimov se caracterizan por albergar un marcado carácter policiaco. No en vano, la historia que Xandor F cuenta a su opresor está completamente salpicada de asesinatos, muertes y traiciones, lo que le concede a la obra cierto empaque de novela policiaca.

Ahora bien, el componente policiaco no es la única influencia rastreable de Asimov en la obra de Caride Ogando, ya que su obra La fundación (1942/2010) habla de periodos de ignorancia en los que la humanidad perderá todo tipo de saber. Este aspecto es comparable con la sociedad de la ciudad Alfa, en la que la cultura y el arte sobreviven a duras penas siendo solo manifestables a través de la música de Stevo. Por lo tanto, tanto Asimov como Caride Ogando están intentando prevenirnos contra la desaparición del arte y la cultura dentro de sociedades regidas por la tecnología.

Con todo, hay otra obra de Asimov en la que encuentro una similitud con Sueños eléctricos. Hablo de La última pregunta (1948/1994), en la que nos encontramos un ordenador masivo llamado Masivac y que se encarga de resolver los problemas de energía del mundo. En este sentido, hallo una similitud con la obra de Caride Ogando, puesto que esa civilización también pone su destino en manos de un sistema tecnológico e informático. Así las cosas, ambos autores estarían criticando que el ser humano deje en manos de la tecnología su destino.

Como decíamos anteriormente, la obra de Caride Ogando debe sus influencias a múltiples autores distópicos y de ciencia ficción. Aldous Huxley es uno de ellos, ya que no pasan inadvertidas las similitudes que albergan Sueños eléctricos y su más conocida obra Un mundo feliz (Huxley, 1932/2000). La citada obra presenta un argumento y una historia en la que la sociedad es gobernada inadvertidamente por una dictadura. En esa dictadura todos los ciudadanos están condicionados genéticamente y disfrutan sin trabas de las drogas y el sexo, lo que de alguna manera les priva de darse cuenta de su falta de libertad.

Bajo mi punto de vista, las similitudes entre ambas obras estarían claras. En la obra de Caride Ogando, los ciudadanos también viven en una dictadura en la que todos nacen predestinados genéticamente a través de la tecnología. Los ciudadanos no son conscientes de que viven en una sociedad totalitaria en la que carecen de libre albedrío, pero no son conscientes de ello porque simplemente lo admiten como algo natural, ya que prácticamente no conocen otro sistema anterior. Por otro lado, en la obra de Caride Ogando también nos encontramos con el uso del sexo y las drogas como forma de anestesiar al ciudadano. Pero nos es mostrado de una forma más sutil que en la obra de Huxley. El personaje de Xandor F usa las drogas y el sexo como medio de entretenimiento cuando no está trabajando. Así las cosas, en la obra de Caride, el sexo aparece como una mera transacción de fluidos en la que no tienen cabida el amor y los sentimientos. No en vano, todos los encuentros sexuales relatados por Xandor F son llevados a cabo a través de una transacción económica con una prostituta.

En este sentido, ambos autores estarían usando elementos como el sexo y las drogas como si fueran el consabido opio del pueblo. Por tanto, tanto Huxley como Caride Ogando nos estarían planteando una metáfora de la sociedad presente y real en la que los ciudadanos disfrutamos del sexo, las drogas y la televisión mientras que en muchos casos no somos conscientes de las decisiones que toman los gobiernos que rigen nuestros destinos. Por ello, está claro que ambos autores realizan una crítica del orden social con la que pretenden hacer que los lectores despierten y sean conscientes de su momento presente y del futuro al que nos dirigimos. Sin embargo, en este caso podríamos decir que ya hemos llegado a ese futuro, puesto que la televisión, el sexo y las drogas conforman en mayor o menor medida una parte importante de la cotidianidad en las sociedades de hoy en día. En este sentido, Caride Ogando estaría hablándonos del consabido opio del pueblo.

Como comentamos al inicio, Frederick Pohl representa el máximo exponente de la ficción distópica de tipo sociológico. Una de sus más conocidas novelas, Mercaderes del espacio (Pohl y Kornbluth, 1953/2020), tiene como objetivo satirizar y criticar el sistema capitalista y el mundo de la publicidad. Ahora bien, el hecho de que pretenda hacer una crítica social contra el capitalismo no nos dice nada en especial, puesto que el capitalismo es objeto de crítica en muchas novelas distópicas. El aspecto que me interesa especialmente a nivel comparativo es el del sistema de clases existente en su obra.

Así las cosas, el crítico Kingsley Amis (1961) define la obra como una utopía donde el sistema económico ha devorado al sistema político y en el que las grandes compañías ejercen el poder estratificando la sociedad rígidamente en productores, ejecutivos y consumidores. Esa estratificación es muy similar a la división social que observamos en Sueños eléctricos, pero con la salvedad de que en la obra de Caride Ogando esa división y estratificación social se manifiestan desde el nacimiento debido a la predestinación genética basada en el desarrollo tecnológico.

Sin embargo, nuevamente nos encontramos con una crítica al capitalismo de la sociedad presente y con una demonización del sistema de clases, lo que reforzaría la teoría de que estamos ante una obra perteneciente al campo de la distopía sociológica. Y es que, como ya comentamos anteriormente, la ciudad Alfa presenta una clasificación social predestinada y que funciona como metáfora de la sociedad actual en la que las distancias económicas y sociales tienden a variar en beneficio de las clases dirigentes.

Sin embargo, encontramos influencias en otro autor alejado de los mundos distópicos como es el caso de Robert Louis Stevenson. En este sentido, la principal similitud que nos encontramos con su obra no es otra que la de la relación entre Stevo y Xandor F, ya que la relación entre estos dos personajes alberga cierta similitud con la obra El extraño caso del Doctor Jekyll y el señor Hyde (Stevenson, 1886/2010). En la obra de Stevenson, el Doctor Jekyll y el señor Hyde son dos personalidades distintas que cohabitan en el mismo cuerpo, que manifiestan dos caras opuestas del ser humano y que se complementan la una a la otra. Sin embargo, Xandor F y Stevo no son la misma persona al principio de la narración, pero sí representan el uno la antítesis del otro. Si Xandor F es un ciudadano al servicio del sistema y que obedece las órdenes de ese sistema tecnológico que le dio la vida, Stevo decide trascender los límites que le fueron impuestos desde su nacimiento erigiéndose en un ser individual y no perteneciente al colectivo dentro de la ciudad Alfa. Por tanto, podría decirse que ambos son dos caras de la misma sociedad, de la misma moneda. Sin embargo, el propio Xandor F acaba convirtiéndose en Stevo gracias a los recuerdos y restos biológicos que le son inoculados a través de la tecnología. Así las cosas, la similitud entre los personajes de Stevenson y los de Caride Ogando estaría clara, ya que nos encontramos en los dos casos con dos personajes que acaban formando parte del mismo ente.

Sin embargo, cuando hablamos de ciencia ficción y distopía parece que siempre estamos en posición de acordarnos de George Orwell y su distópica novela 1984 (Orwell, 1949/2014). En esta novela de Orwell nos encontramos con un vigilante Gran hermano que caracteriza a una sociedad donde se manipula la información y se practica la vigilancia masiva y la represión política y social. Este argumento ha dado vida al concepto conocido como “sociedad orwelliana”, ya que multitud de analistas piensan que los ciudadanos de la sociedad actual están vigilados por un gran ojo que en el caso de la sociedad actual estaría representado por las conocidas redes sociales. Ahora bien, Caride Ogando introduce con precisión este concepto dentro de su obra Sueños eléctricos, ya que Xandor F no deja de ser un asesino al servicio de una inquisición que no permite el libre albedrío de los ciudadanos y que observa, vigila, persigue y elimina a todos aquellos elementos de la sociedad que le resultan disidentes. Cabe decir en este caso que la sociedad orwelliana es un paisaje común en otros mundos distópicos como podemos ver por ejemplo en la novela gráfica V de Vendetta, creada por Alan Moore y David Lloyd (1982-1989/2005).

Por último, me gustaría hablar de los puntos en común que mantiene Sueños eléctricos con otra de las grandes obras de ciencia ficción del siglo XX. Hablo de ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Phillip K. Dick (1968/2012).

Así las cosas, una de las grandes preocupaciones que manifestaba Dick en su obra era la continua mecanización del ser humano, lo que se podía observar en la evolución del personaje de Deckard a lo largo de la obra. El personaje a lo largo de la misma asumía cada vez más una personalidad fría y carente de condiciones humanas. De hecho, uno de los misterios que rodean a la obra (y a su adaptación fílmica) es la de si realmente Deckard era un cíborg o un humano.

En el caso de Sueños eléctricos, no tenemos cíborgs humanoides como tal, pero lo que sí tenemos es una sociedad subyugada por la presencia de las máquinas y una falta de sentimientos y moralidad que parece más propia de máquinas que de seres humanos.

Otro de los aspectos comunes entre ambas obras es la presencia de corporaciones que representan al verdadero mal dentro de ambas historias. En la obra de Dick tenemos a la Fundación Rosen que manipula no solo al protagonista sino también a los propios androides. Sin embargo, en la obra de Caride tenemos a esa entidad orwelliana, ese gran ojo que vigila las acciones y pensamientos de todos aquellos ciudadanos susceptibles de adoptar acciones y pensamientos contrarios al orden establecido.

Comúnmente, se dice que en la obra de Dick la distinción entre el hombre y la máquina se difumina, puesto que los humanos adoptan la amoralidad típica de los androides y los androides asumen comportamientos humanos. Por el contrario, en Sueños eléctricos, los ciudadanos que habitan en la ciudad Alfa no conviven con androides, pero sí viven una vida dominada por las máquinas y una tecnología que les hace carecer de sentimientos y empatía por otros seres humanos. Por tanto, y al igual que en la obra de Dick, los humanos acaban asumiendo las características de las máquinas y la tecnología transformándose en seres carentes de sentimientos.

Para ello, solo tenemos que contemplar el interrogatorio salvaje al que es sometido Xandor F o la carencia de pudor con la que el mismo personaje habla de los asesinatos que comete a lo largo de la historia.

Por su parte, la religión es uno de los aspectos que más llaman la atención entre los estudiosos de la obra de Dick. Así las cosas, Dick emplea lo que él llama “mercerismo” como un concepto religioso que la mayor parte de los críticos emparentan con el catolicismo. Dependiendo de los distintos puntos de vista, ese “catolicismo” va a ser interpretado de una forma negativa o de una forma positiva, pero lo que realmente nos interesa es que Dick está contraponiendo la irracionalidad religiosa frente a una sociedad tecnológica. Por su parte, Caride Ogando también contrapone lo religioso frente a lo tecnológico, puesto que en su obra tenemos una sociedad dominada por la tecnología en la que de repente aparece un ser como es Stevo con connotaciones religiosas y mesiánicas que parece un trasunto de Jesucristo. Como sabemos, finalmente Stevo es perseguido, enjuiciado y expulsado de Ciudad Alfa, con lo que el autor podría estar diciéndonos que en una sociedad bajo el yugo de la supremacía tecnológica no tiene cabida la religión. En consecuencia, podríamos decir que Caride Ogando va un paso más allá que Dick, no al identificar lo religioso como algo negativo o positivo, sino como algo incompatible con una sociedad dominada por la tecnología. Y es que la persecución a la que es sometido Stevo acaba siendo comparable a la persecución llevada a cabo contra Jesucristo.

Otro de los aspectos capitales de la obra de Dick es el de la realidad. Al final de su obra muchos autores se cuestionan qué es real y qué no. Es decir, es difícil descifrar quién es un androide y quién es un humano, porque como comentamos anteriormente, los límites entre ambos se difuminan. Ahora bien, en Sueños eléctricos también nos encontramos en cierto momento con ese tipo de cuestionamiento puesto que, hacia el final de la obra, los personajes empiezan a cuestionarse si el personaje de Stevo es real o si incluso llegó a existir en algún momento. Y es que al ser un personaje mesiánico es fácil establecer la comparación con Jesucristo como personaje mítico.

Como todos sabemos, la crítica de orden social es un elemento asociado a las historias de carácter distópico. Muchas obras del género plantean una crítica nada disimulada al capitalismo y por extensión al consumismo. Así las cosas, en la obra de Dick nos encontramos con el personaje de Deckard, cuyo motor de acción es un consumismo consistente en querer comprar animales y todo tipo de objetos como, por ejemplo un climatizador de ánimo que le ayuda a paliar su depresión. En consecuencia, Deckard acaba convertido en una víctima del capitalismo y del consumismo.

En la obra de Caride Ogando, por el contrario, nos encontramos con una sociedad que ha llevado el capitalismo al extremo, ya que las clases sociales han sido claramente diferenciadas y las clases pobres carecen de la posibilidad de ascender en la escala social y económica. En consecuencia, el autor gallego también critica al capitalismo y al consumismo, ya que algunos de sus personajes, como por ejemplo las prostitutas o Lumia, la amada de Stevo, sufren un proceso de cosificación, rasgo que comparten con Deckard al mantener aquel relaciones sexuales con un androide.

5. CONCLUSIONES.

Cuando hablamos de Sueños eléctricos (Caride, 1992), hablamos de una obra de marcado carácter distópico que denuncia múltiples aspectos de la realidad presente extrapolándolas a un futuro desolador. La obra justifica su carácter de obra distópica de ciencia ficción de tipo sociológico, ya que critica múltiples aspectos de la realidad presente sin alejarse de la ciencia ficción. Así las cosas, utiliza la evolución tecnológica para hablarnos de un futuro poco esperanzador en el que los humanos viviremos bajo el yugo de la tecnología y de un sistema político-social que prohíbe la evolución social del individuo desde su mismo nacimiento.

Ahora bien, no se puede obviar en estas conclusiones que la obra de Caride Ogando es deudora de todas las obras y autores que hemos mencionado a lo largo del ensayo. Hablo tanto de K. Dick como de Pohl o Asimov.

Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, podríamos decir que Caride Ogando recibe una clara influencia de los autores anteriormente citados, al mezclar elementos como la ciencia ficción, la distopía, la crítica social anticapitalista y elementos religiosos como el mesías encargado de salvarnos de un futuro desesperanzador y que utilizará el arte y la música como herramientas salvadoras de la sociedad. Así las cosas, Caride Ogando nos está diciendo que la sociedad actual no puede prescindir del arte, ya que, si así fuera, estaríamos condenados a vivir en una sociedad fría y carente de sentimientos y saberes culturales y dominada por un capitalismo tecnológico que tarde o temprano acabaría con una lucha de clases, situación en la que la clase obrera y la humanidad en general saldrían perdiendo.

REFERENCIAS.

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Asimov, Issac (2010). Trilogía de la Fundación (Trad. P. Giralt). Barcelona: Debolsillo. (Obra original publicada en 1942).

Asimov, Issac (1994). La última pregunta (Trad. C. Gardini). Barcelona: Ediciones B. (Obra original publicada en 1948).

Cabana, Darío Xohan (1994). O Cervo na torre. Vigo: Edicións Xerais de Galicia.

Caride Ogando, Ramón (1992). Sueños eléctricos. Vigo: Editorial Pygmalion.

Dick, Phillip K. (2012). ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?: Blade Runner (Trad. M. Antón). Barcelona: EDHASA. (Obra original publicada en 1968).

Huxley, Aldous (2000). Un mundo feliz (Trad. R. Hernández). Barcelona: Debolsillo. (Obra original publicada en 1932).

Mociño, Isabel (1992). Prólogo: Una novela de ciencia ficción o la visión descarnada del presente. En R. Caride, Sueños eléctricos (pp. 9-15). Vigo: Editorial Pygmalion.

Moore, Alan y Lloyd, David (2005). V de Vendetta (Trad. R. Sastre). Barcelona: Editorial DC, Planeta de Agostini. (Obra original publicada en 1982-1989).

Orwell, George (2014). 1984 (Trad. M. Temprano). Barcelona: Debolsillo. (Obra original publicada en 1949).

Pohl, Frederick y Kornbluth, Cyril M. (2020). Mercaderes del espacio (Trad. L. Domènech). Barcelona: Minotauro. (Obra original publicada en 1953).

Quiroga, Xabier (2006). Se buscabas un deus. Vigo: Edicións Xerais de Galicia.

Stevenson, Robert Louis (2010). El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Trad. E. E. Gandolfo). Barcelona: Libros del zorro rojo. (Obra original publicada en 1886).

Wachowski, Lilly y Wachowski, Lana (Directoras) y Silver, Joel (Productor) (1999). The Matrix [Película]. Estados Unidos: Village Roadshow Pictures / Silver Pictures.

Wachowski, Lilly y Wachowski, Lana (Directoras) y Silver, Joel (Productor) (2003a). The Matrix Reloaded [Película]. Estados Unidos: Village Roadshow Pictures / Silver Pictures.

Wachowski, Lilly y Wachowski, Lana (Directoras) y Silver, Joel (Productor) (2003b). The Matrix Revolutions [Película]. Estados Unidos: Village Roadshow Pictures / Silver Pictures.